Mesa para todos...
Cuando me siento con ánimo como para comer en la mesa, que no es todos los días, generalmente lo hago con las luces apagadas, en la oscuridad, desprovisto del sentido de la orientación, de la vista, abandonando cualquier tipo de interpretación del mundo al olfato y al gusto, de esa manera he aprendido a apreciar los olores y los sabores, creando una agudeza digna de gourmet. Y es cenando alli cuando me siento, finalmente, con personas con las que me gustaría hablar, para tener una charla amena, desde el fondo de mi esquizofrenia, una vez se sentó conmigo Vargas Llosa y ambos discutimos de quien odiaba más a García Marquez, y me explicó porque sus libros destilan sexo y política, más que nada, y nunca hablan de futbol; también he invitado a Edgar A. Poe, para hablar de horrores y de alcoholes, me contó como es morir de delirium tremens, y cómo sin las fiebres del alcohol probablemente la casa de Usher nunca hubiera caido, y Ligeia no moriría para nacer de nuevo del capullo de una nueva amante, le prometí que la próxima vez que nos vieramos le iba a invitar un trago de absinthe y que invitariamos a Baudelaire, para que finalmente se conocieran.
A veces me siento conmigo mismo, y discutimos que tanto está perdido, y que tanto queda por perder, me recrimino por los errores y las falsas esperanzas, reviso mi juego, descarto las cartas que me sobran, robo de nuevo, y luego brindo por mi supervivencia, con jugo de tomate de árbol.
Ricardo.
PS: por si alguien quiere saber como se ve el tatuaje de mi lil'bro' (hace una semana):
A veces me siento conmigo mismo, y discutimos que tanto está perdido, y que tanto queda por perder, me recrimino por los errores y las falsas esperanzas, reviso mi juego, descarto las cartas que me sobran, robo de nuevo, y luego brindo por mi supervivencia, con jugo de tomate de árbol.
Ricardo.
PS: por si alguien quiere saber como se ve el tatuaje de mi lil'bro' (hace una semana):
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