En desorden cronológico
En ruta
Quito - Santo Domingo
Los olores, los colores, las nacionalidades, las costumbres; todo es relativo, puedes hacerte el extraño y pasar el día descubriendo la novedad donde en realidad no la hay, o puedes mezclarte en el ambiente y aceptar la familiaridad. Para mi la experiencia se ha vivido entre la duda de elegir el dolor conocido de la melancolía, tan cotidiana, ó una nueva añoranza, de un lugar que, debo aceptarlo, es hasta ahora recientemente descubierto, donde tiene cabida la tristeza, pero espero que no el dolor. Ambos sentimientos me llevan a extrañar a mi cruel Bogotá, pero de dos maneras absolutamente distintas.
Una que te hace apreciar la distancia cómo, tal vez, la única forma de encontrar la respuesta a muchas preguntas, lo imposible reforzado por una frontera ahora no solo retórica, sino real, física, distante aunque presente en cada momento, en cada instante cuando descanzas tus ojos en medio de un día trajinado, como lo han sido todos aca; en el ciclo eterno de encuentros fugaces y promesas incumplidas, interrumpido por una circustancia meramente espacio-temporal: la melancolía. Y otra, la novedad de una promesa reciente, un nuevo error tal vez, pero uno que estás dispuesto a cometer; que te hace desear un pronto regreso, llena de nuevos interrogantes, una nueva forma de hacerte daño, muy posiblemente, pero no puedes esperar: la añoranza.
Dos formas de nostalgia, dos deseos de volver a la fría Bogotá, mi Bogotá; dos razones diametralmente opuestas, y excluyentes, muy posiblemente. Extraño la gran Colombia, la cruel Bogotá, extraño los efímeros momentos de la amistad, extraño la rutina... me lleva la regran puta, en realidad extraño la rutina, los lugares comunes, el bus de las 5:30AM, el olor ocre de la ciudad, sus sonidos; y en últimas, y sobre todo, extraño los puñales, tan hermosos, y de nombres que son musicalmente hipnóticos, un requiem para mi tranquilidad. Y todo esto lo extraño a 1600 metros sobre el nivel del mar, 1500, 1400... a 100 kilómetros por hora en la mitad de los Andes, entre la niebla, donde el tiempo no tiene cavida, y los lugares se vuelven al fin y al cabo, puramente circustancias relativas, cuando la mente puede viajar y volar a toda velocidad por encima de las cimas, hacia lo que anhela realmente.
2 Comments:
Acaso no existe la posibilidad de extrañar un lugar??? o tal vez un puñal.... estando en el....
El momento es q las fronteras imaginarias son incluso mas fuertes que el tiempo y la distancia....
el desorden cronologico me parece muy correcto...
espero q se traiga una chola!!! :P
Señor Cunchos: No tenia ni idea que habia montado un blog, y ahora que lo leo debo decirle que el textículo anterior estaba mejor que este, pero bueno... Lo que si me sorprendió fue descubrirle esa vena nacionalista. A vaina rara lo que estar lejos le hace a la gente.
Ahora, lo que si no me gusta es esa tuteadera. Suena como la versión mexicana de cunchos..una vaina muy rara. Y ademas hay cosas que parecen escritas en codigo morse y no se entienden.. escriba claro, carajo!!. Bueno, ahora me voy a dedicar a criticar el blog de banano aunque este parece mas entretenido. Suerte.
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