Revolver...
A veces me descubro un segundo después de olvidar nombres y lugares, como al despertar de un sueño que ocupó toda la noche, en medio de un sudor frio, al intentar recordar aquel demonio del que huía, apenas logro diferenciar el mundo real de las sombras chinas creadas por mi subconciente; a veces me encuentro de frente con aquel que algún día fui, y a veces me pregunta ¿a donde he ido?, otras veces me provoca golpearlo por el tiempo perdido, y algunas otras aquella sombra me cuestiona ¿que pasó?, y en ese dialogo intentamos descubrir el momento que marcó la diferencia, el cambio en la trama de esta historia que desencadenó en esta esquizofrénica conversación, en donde los dos intentamos, como políticos en campaña, defender nuestra situación y demeritar la de nuestro contrincante; estoy seguro que aquella persona que solía ser no está de acuerdo con lo que ahora soy, y hay mucho con lo que no estoy de acuerdo en cuanto a como enfrente gran parte del pasado; y como en muchos debates políticos, no necesariamente alguno de los dos tiene la razón. Al final llego a la conclusión, que este enfrentamiento solo puede terminar de dos maneras, la poética, en la cual me enfrento en un duelo suicida del cual no puede salir un vencedor, o niego lo que fui o niego lo que soy, al despuntar el alba, tan pronto el primer rayo de sol toque el suelo, y tres veces para que no quede duda; o la conciliatoria, donde probablemente embuida en el alcohol se dislumbre la manera de solucionar nuestras diferencias, y de reconciliar nuestras maneras de ver la vida, la segunda lleva demasiado tiempo... por eso ya compré las armas, dos Magnum Smith & Wesson modelo 686, y ahora solo estoy buscando el lugar, una colina con árboles altos donde se pueda ver claramente la salida del sol... tal vez con un nieve y música de fondo.
Ricardo.
Ricardo.